Módulo 1: Cómo funciona la Web
- Evolución de la Web: de la página web a la aplicación web
Cuando Tim Berners-Lee publicó la primera página web a finales
de 1990 en el CERN, la Web era muy distinta a como la conocemos en la
actualidad. Las páginas web sólo tenían texto.
En los 25 años de
historia de la Web, HTML, el lenguaje demarcado o etiquetado que se emplea para crear las páginas web ha evolucionado poco a poco y se han ido desarrollando
sucesivas versiones.
A la versión inicial del
lenguaje se añadieron nuevas características, como las imágenes, las tablas o
los marcos, que permitían dividir las páginas web en varias partes.
Las páginas web fueron
evolucionando y cada vez contenían más imágenes.
Los diseñadores gráficos se incorporaron al desarrollo de las páginas web y
se desarrolló una nueva disciplina, el diseño web.
Además, los navegadores
web cada vez eran más potentes y las conexiones a Internet más rápidas, así que
las páginas web cada vez mostraban más información.
Si se toma una web
concreta, por ejemplo la web de la Universidad de Alicante, se puede observar
cómo ha sido su evolución desde la primera versión del año 1996 hasta la
versión actual del año 2014.
Durante los primeros
cinco años la Web sólo servía para leer, para consumir contenidos, no existía
mucha interacción con las páginas web.
Sin embargo, cuando se
añadieron los formularios, la Web comenzó a cambiar.
Los formularios
permitían un mayor grado de interacción entre el usuario y las páginas web.
Además, el lenguaje HTML incorporó la posibilidad
de añadir nuevos tipos de contenidos a las páginas web, como audio, vídeo o
animaciones.
Y los navegadores web se
volvieron más rápidos y más potentes.
Todo ello ayudó a que
las páginas web se transformaran en aplicaciones web, en inglés web
apps, que permiten realizar a través de
una página web las mismas tareas que tradicionalmente se realizaban mediante un
software instalado en un ordenador a partir de un cd-rom.
Hoy en día, a través de
una página web podemos enviar correos electrónicos, podemos jugar a juegos,
podemos editar fotografías, podemos ver vídeos o incluso podemos editar los
vídeos, todo ello a través de una página web.
Una de las principales
ventajas de las aplicaciones web es que
no necesitan actualizarse por parte del usuario final.
Cada vez que un usuario
visita una aplicación web como por ejemplo Gmail está haciendo uso de la última
versión disponible.
Otra ventaja importante
de las aplicaciones web es la independencia de dispositivo, que permite que las aplicaciones web puedan ser usadas
desde cualquier dispositivo que disponga de un navegador web, como un ordenador,
una tableta o un teléfono móvil.
Esto se logra con la
adaptación de las aplicaciones web al dispositivo en el que se está ejecutando
en cada momento.
Otra ventaja importante es la ubicuidad: a las aplicaciones web se
puede acceder y trabajar con la misma información desde cualquier sitio,
por ejemplo, desde el ordenador del trabajo, desde el ordenador de casa, o
desde el teléfono móvil.
Esta ventaja de las
aplicaciones web se resume en el
concepto de computación en la nube o cloud computing, que va a hacer que el
concepto de ordenador personal desaparezca en breve, porque cualquier ordenador o cualquier dispositivo
se comportará como si fuera nuestro ordenador personal.
Las aplicaciones web son complejas de desarrollar ya que hace falta poseer
conocimientos de programación y de manejo de bases de datos.
Ya por último,
recientemente ha aparecido el concepto de mercado
de aplicaciones web, un repositorio en el que se pueden publicar
aplicaciones web para que sean usadas por otras personas.
Dos de los mercados más
populares son el Google Chrome Web Store
y el Firefox Marketplace.
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